MIMI ESPINA

Esta vez le toca es el turno de “Mimi”, que tras una larga etapa deportiva en Filipenses ya ha colgado las botas tras 24 años jugando. Ahora se dedica a su familia y a su trabajo en la tienda de menaje Lorea, el negocio familiar. En lo personal he tenido la suerte de conocerla, como no, por medio del baloncesto y entre sus aficiones quizás no sepáis de ella que baila en un grupo de danzas tradicionales de Palencia desde hace muchos años.

A base de charlas te vas dando cuenta que Mimi es una persona sincera y honesta en su día a día, siempre te va a decir las cosas claras. Cada jueves la escucho en su colaboración semanal en la Cadena Ser junto con el periodista palentino Alberto Calleja y merece mucho la pena escuchar sus puntos de vista, aunque a veces en la vida la sinceridad es un arma de doble filo.

Es muy habitual verla en los partidos de Filipenses apoyando al equipo y es que al final este gusanillo del baloncesto nunca se quita ¿Verdad Mimi?

¿Cómo fueron sus inicios en el baloncesto?

Siempre me ha gustado el deporte, en esos años yo estudiaba en el Jorge Manrique y mis hermanas mayores hacían atletismo y baloncesto, entonces yo seguí sus pasos. Sobre los 12 años me decidí ya por el baloncesto.

¿En esos comienzos hubo alguien que le influyera?

Siempre tengo presente a Vicente Pérez, de hecho con el tiempo hemos llegado a ser amigos. Él ha sido entrenador y una persona muy implicada en el baloncesto, me ha sabido transmitir toda esa pasión por este deporte.

 ¿Qué personas le han ido dejando huella?

En mi primer año como jugadora del equipo Senior me acuerdo mucho de Rosa Martínez, era una de las mejores jugadoras con las que he jugado y una excelente compañera. Al final me daba un poco envidia sana cómo jugaba y yo quería ser como ella, lo bueno es que sigo teniendo contacto con ella.

¿Qué tal llevaba compaginar estudios con el baloncesto?

La verdad que nunca he tenido mucho problema, siempre me he organizado bien y eso es fundamental para poder hacer varias actividades. Quizás era algo más complicado esos días de exámenes de final de carrera de Historia del Arte, pero si quieres puedes, eso está en las personas y su compromiso.

 ¿Qué aportaba al equipo?

En mis últimos años, sobre todo, la veteranía y algo de liderazgo en la sombra, ya que en el campo no era jugadora de muchos puntos y creo que aportaba esa seguridad a mis compañeras… pero esa preguntaba habría que hacérsela a ellas (risas).

 ¿Cuál es su mejor recuerdo como jugadora?

Las dos fases de ascenso, la primera fue en 1995 en Oviedo, pero disfruté más de la segunda (A Coruña 2009) porque estaba ya más asentada en el equipo. Cierto es que el nivel de exigencia y físico que había en esa época era muy a tener en cuenta, quizás por eso lo valoro aún más.

 ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado y cual daría usted?

En todos estos años me han dado muchos. Me quedo con algo que  creo que se está perdiendo y es el de disfrutar del baloncesto. Me solía exigir mucho a mi misma y me afectaba mucho después de los partidos, quizás por eso me lo decían tanto, Y el que daría yo depende de la personalidad de cada persona, pero sería lo mismo, que disfrute y valore cada momento vivido en el baloncesto, aunque a veces no sea agradable.

 ¿Ve diferencia en el baloncesto de sus inicios y el actual?

Yo creo que no. Hasta ciertas categorías debería ser solo ir a divertirse y pasarlo bien, pero a medida que se va subiendo de categoría es obvio que  la presión y exigencia crece, de esto los chavales son los primeros que se dan cuenta de ello. Al final es un proceso como todo en la vida y lo que venga, vendrá.

 ¿Nos cuenta una anécdota divertida?

En dos partidos a dos jugadoras distintas -y eran jugadoras de peso en el equipo- se les olvidaron las zapatillas y me tocó dejarlas mis zapatillas.

Ahora me acuerdo de otra, antes de iniciar un partido en Coruña fuimos a comer algo y a mi compañera le debió sentar mal algo, así que cada pocos minutos en el partido la tocaba pedir “cambio” para ir al baño y volver al partido.

¿Alguna manía confesable?

Si salía de titular siempre hacía por salir la última, aunque Sama siempre me la quería jugar (risas) y no me dejaba. ¡¡Ah!! Y sentarme la última en el banquillo, no sé por qué, pero lo hacía.

 ¿Un sueño cumplido?

Me hubiese gustado ir a la Selección pero al final no salió (risas). En serio, pues que me hayan respetado las lesiones, ya que veía a mucha gente que lo iba dejando por eso y que por parte del club hayan seguido contando conmigo temporada tras temporada.

¿Le gustaría ejercer la faceta de entrenadora?

Es una cosa que no me atrae, conlleva mucho sacrificio, mucho tiempo y mucha paciencia que es cosa que no tengo. Sí que me lo han propuesto en varias ocasiones, pero hoy por hoy no me lo planteo.

Los años del compromiso de jugadoras parece hace algo lejano, pero Mimi siempre ha demostrado que a pesar de todo siempre ha estado ahí y de verdad que se agradece mucho ese esfuerzo. Muchas gracias por toda esa luz y esos puntos de vista que tienes cada vez que hablas conmigo, siempre se aprende algo y me ayudas mucho a mejorar.