ROSA INFANTE

En esta ocasión, entrevistamos a otra jugadora mítica del Club de esas que dejan huella en el camino de los demás; ella es Rosa Infante. A sus 46 años, siendo natural de Palencia, se encuentra viviendo en Granada junto a su marido y su hijo. Se marchó hace 20 años por motivos laborales y su profesión está enfocada al turismo dirigiendo los equipos de los hoteles. Le gusta trabajar directamente con los clientes puesto que tiene muy claro que, como en el deporte, que hay que saber jugar en equipo para conseguir un objetivo común.

Rosa es la pequeña de seis hermanos, todos ellos amantes del deporte gracias a sus padres quienes supieron inculcarles esos valores tan necesarios para crecer desde dentro como persona. Dos de sus hermanos han llegado a ser profesionales del deporte, uno en fútbol y otro en baloncesto. Su hermana, Marisol Infante, ha sido alumna del colegio y también una de las primeras jugadoras del Club, siendo el nexo de unión entre este último y su familia.

A nivel deportivo estuvo en la selección de Castilla y León con otra jugadora, Eva Canduela,  donde ha jugado finales de sectores en secciones inferiores, jugar fases de ascensos contra jugadoras profesionales como Amaya Valdemoro, e incluso tiene 2 títulos de campeona de triples en el instituto.

El baloncesto sigue presente en su vida actual puesto que su hijo juega en un equipo y como viven en Granada,  van en familia para apoyar al equipo que juega en LEB ORO .

¿Cómo y por qué decidiste empezar tu andadura en el mundillo de la canasta?

Empecé en el colegio María de Molina (actual Tello Téllez) con unos 7 años, ya que en el colegio se hacían muchas actividades deportivas como la natación, el ajedrez, volleyball, baloncesto….

Lo que más me gustaba era el baloncesto, gracias a mi envergadura y mi corpulencia se me daba bien, ya que era una jugadora grande y a la vez bien coordinada (media 1.60m con 14 años).

20 años en el baloncesto dan para mucho ¿Con qué te quedas de todo lo vivido?

Aunque los últimos años han sido mas de ir y venir jugando por las circunstancias, empecéé de niña en el colegio y acabé de jugar después de mis estudios universitarios y  aun así en el primer año de trabajo, estando en Mallorca. Cuando volví y termine la temporada retomé la actividad con Filipenses, de  hecho me mandaron una rutina de ejercicios para ir haciendo mientras me incorporaba al equipo.

De estos años me quedo con el recuerdo de las compañeras que he tenido y de lo que he disfrutado jugando al baloncesto con ellas. Tengo muy buena relación en la actualidad con muchas de ellas y cuando vuelvo a Palencia significa sonreír, han sido muchos buenos momentos de esos que no se olvidan.

Tu hijo sigue tus pasos en el mundo de la canasta y sigues su evolución en el día a día ¿Ha cambiado mucho el baloncesto en estos años?

El hecho de que mi hijo juegue al baloncesto… dejémoslo en que le he sabido guiar por el camino (risas) ya que mi marido practicaba otro deporte que es el esquí .Decidí que empezase a jugar porque pensé que era bueno que experimentase todas las sensaciones que tuve yo con la palabra Baloncesto.

Para mi significaron buenos recuerdos, amistad, risas, esfuerzo, superación,….y  me gustaría que mi hijo sintiera los mismo. Aunque él ha empezado en un Club para jugar, no para competir de momento, aunque el Club ha ido creciendo y poco a poco van entrando en la dinámica de la competición. Este deporte es bueno para hacer muy buenos ratos, en especial fuera de las canchas.

¿Cuáles eran tus manías como jugadora?

Aunque no juguemos en equipos profesionales, tenemos nuestras manías (risas).Creo que nosotras éramos las reinas de las manías variopintas y unas tenían una camiseta concreta, otras unas zapatillas, se colocaban los cordones de manera diferente,….de todo un poco.

Yo tenía un sujetador de colores que me daba buena suerte y normalmente los días que le llevaba hacía buenos partidos, aunque confieso (ahora que no nos oye nadie) que por suerte no me duró 20 años (risas).Otra manía era que los días que no salía antes del partido a tomar algo con  mis amigas, al día siguiente no jugaba bien y recuerdo que  solíamos ir al Bar Rabel. Otra es que siempre he intentado jugar con el número 7  o con el número 14, no se porque, ya que en mi familia siempre han jugado con el numero 6 .

El baloncesto y los equipos se suelen unir más allá de la cancha ¿Qué relación actual tienes con las personas de aquellos años?

Es verdad que los EQUIPOS nacen y se hacen más allá de la pista de juego, de hecho mis amigas son personas que han formado parte del equipo de baloncesto toda la vida, por lo que la palabra baloncesto y amistad no lo puedo desligar. Sin ir más lejos, cuatro de esas amigas con las que hablo siempre son ex-jugadoras de baloncesto y los hijos/as de todas ellas, casualidad  o no ,juegan al baloncesto o van a ver partidos del baloncesto.

Al final la amistad que surge cuando compartes tanto tiempo con personas en un equipo de baloncesto y que ha tenido poca rotación de jugadoras en el tiempo, al final se hace una amistad quieras o no. Obviamente alguna vez hay roces, es lo normal, pero la competitividad que había entonces no es tal como la que hay hoy, antes jugabas porque te divertías haciendo un deporte y no porque te fueses hacer famoso, existían valores sembrados del club que nos han hecho mantener la relación después de tantos años.

De mis entrenadores recuerdo mucho a Porfi Fisac, son de esas personas que te dejan huella para siempre y cuando tengo ocasión de vernos intercambiamos unas palabras. Él me hizo debutar con 16 años en “Liga Femenina 2” y es algo que no olvidaré nunca, me dió una confianza en mí misma que me sirvió para muchos años.

¿ Cómo era Rosa Infante como jugadora y compañera?

Es una pregunta complicada, ya que la deberían contestar mis compañeras. Creo que me he caracterizado por ser una jugadora de equipo, nunca he resaltado por tener una técnica individual muy marcada, pero lo compensaba por tener fuerza en defensa y era buena reboteadora. Cuando veo partidos de baloncesto me fijo más en el juego colectivo que en el individual, en parte porque siempre he dado más importancia al equipo que a los individualismos. A nivel personal era muy jovial y procuraba tener una buena relación con todas las chicas, hay momentos duros y cuando llegaban estábamos todas a una.

¿Por qué recomendarías la práctica del baloncesto?

El baloncesto significa gente, ya que hacen falta cinco personas para poder jugar. Esto implica que la gente se relacione, hable, comunique y transmita; creo que son valores muy importantes y que se pueden aplicar para la vida más allá de las tácticas.

¿Qué es más difícil para una jugadora, aprender a competir o asumir los errores propios?

Las dos cosas son  muy complicadas, aprender a competir es duro. Muchas veces juegas porque te gusta y por placer, como mi hijo que hasta el año pasado no ganaron ni un partido y aún no valoran la competitividad porque son niños. Cuando quieres hacer las cosas bien y tienes que asumir los errores es difícil porque todos tenemos nuestro orgullo o autoestima, la crítica siempre duele.

Aun así en la crítica siempre hay que buscar la parte buena y sacar una enseñanza como aprender a controlar el carácter, si lo haces eres autoexigente porque buscas la mejora.

¿Tienes algún referente deportivo?

“Epi”,sin lugar ha duda. Ha sido un jugador emblemático de España y del Barcelona, al cual he tenido la suerte de poder conocer en persona. Tengo grabado en la memoria el día de su despedida como jugador y 30 años después todavía conservo su autógrafo con la misma ilusión que el primer día.

Como jugadores extranjeros me gustaba Karl Malone ( Utah Jazz) y Magic Jhonson ( L.A. Lakers) por todo lo que aportaban al equipo, más que por el rendimiento individual.

¿Te planteaste ser profesional del baloncesto?

Solo fue una vez un equipo de Burgos, te hace ilusión que se fijen en ti para ello….pero era una utopía y mi futuro iba encaminado hacia otra dirección.

¿Cómo eran los viajes o concentraciones de aquellos años?

No habían tantas modernidades como ahora, los viajes era ver la película que ponía el conductor (varias veces la misma), jugar a las cartas o hablar con las compañeras, quizás esto último es lo que falta ahora un poco,conocer a tu compañero.

Algo curioso era la jerarquía de los asientos, ya que las veteranas se sentaban al fondo y las novatas al principio, así que poco a poco fui yendo hacia los asientos traseros.

Aunque la tradición de bailar los flanes, es probable que tuviésemos nosotras la patente (risas) ya que me dicen que se sigue haciendo actualmente.

No hay duda que, cuando escuchas hablar a Rosa, habla de algo más que un deporte. Lo más difícil para mí, ha sido poder plasmar todo el sentimiento que tiene cuando habla de baloncesto y todo lo que este deporte ha significado para ella. Es una persona que tiene implícitos los valores  que, en ocasiones, nos dejamos olvidados por el camino.

Gracias por volver a recordarme porque esta sección se llama MasQueBasket puesto que contigo tiene un sentido especial.