SARA PELAZ

En esta ocasión tenemos de entrevistada a Sara Peláez, la colegiada madrileña que arbitra a nivel nacional en Liga Femenina Día, Leb Oro y Leb Plata. Tiene claro que un pilar de su vida es el baloncesto, aunque el más importante para ella es su familia. A nivel académico es licenciada en “Ciencias de la Actividad Física y el Deporte” y tiene un negocio de actividad física y deportes con otras socias, aunque en el ámbito en el que más se ha desarrollado es la docencia. Es “profe” y trabaja con gente con discapacidad a través del deporte. Como afición secreta, se ha filtrado que le gusta mucho el bricolaje, de hecho tiene un pequeño taller en su casa y aunque no se quiere quedar ahí…porque lo quiere ampliar y crear también un huerto.

¿De dónde la viene su afición por el baloncesto?

Yo había sido jugadora de baloncesto hace años y también auxiliar de mesa, luego decidí dar una paso más y apostar por el arbitraje para poder correr en cancha junto a los jugadores. Me apetecía mucho hacerlo y ver lo que sentía, y me enganchó!!!

¿Hay diferencia entre arbitrar a chicas o chicos?

No hay diferencia como tal, la diferencia lo marca el partido en sí mismo. Dos partidos de la misma categoría son diferentes. Cada partido es una nueva aventura que hay que afrontar y adaptarse a ella.

¿Tiene alguna manía para los partidos?

Antes sí tenía alguna, ahora no las tengo. A un nivel muy consciente te das cuenta que cuando tienes una manía y si ese día no has podido cumplir con ella, es una cosa que te descentra y no te hace entrar igual al partido. Así que he decidido no tenerlas.

¿Sigue algún tipo de preparación especial a lo largo de la temporada?

Sigo una preparación en todos los aspectos: física, para poder afrontar los partidos con solvencia, y a nivel de preparar la competición en sí, es decir, conocer a los equipos, jugadores, labores de scouting, realizar test teóricos todos los meses, estudiar el reglamento…son muchas cosas que sumándolas llevan mucho tiempo.

Cuando ve un partido como espectadora en que se fija más ¿en el arbitraje o en el juego?

Me suelo fijar más en el arbitraje (risas) ya que analizamos muchas cosas como por ejemplo los movimientos en pista, pero cuando hay un torneo importante como unas Olimpiadas intento desconectar un poco para dejarme llevar y disfrutar en un buen partido de baloncesto.

La labor como árbitra es complicada, ¿cómo se abstrae de lo que la rodea?

Todo va en el carácter de una misma y en la experiencia, nuestro trabajo se desarrolla en el 28x15 y de eso estamos pendientes, no se puede gastar energía en lo que hay fuera del rectángulo de juego ya que sería contraproducente. Al final el público desarrolla su función y yo la mía.

La labor del arbitraje queda a veces en un segundo plano, ¿es dura la soledad como árbitra?

Soledad ninguna, yo asumo que la labor como árbitra debe pasar desapercibida. Nosotros somos una parte más del juego y la parte del espectáculo ha de estar puesta en los jugadores, aunque es normal que cuando nos salen mal las cosas somos más protagonistas, pero prefiero pasar desapercibida porque quiere decir que ese día me ha salido un buen partido.

Tiene un hijo pequeño, ¿le gustaría que siguiera sus pasos?

Lo que yo quiero es que haga algo que le enriquezca y le haga feliz, como he hecho  yo. Desde luego algún deporte hará y si elige el arbitraje, tendrá en casa todo el apoyo necesario para poder desarrollarse en ese ámbito. 

¿Le suelen pedir fotos o autógrafos?

Alguna vez sí me lo han pedido, pero más que aficionados suelen ser compañeros o gente del mundo del baloncesto. Lo que más me gusta es cuando alguien me para porque me ha reconocido y comparte conmigo unas palabras, así podemos hablar un ratillo de baloncesto.

¿Qué es lo más duro de su profesión?

El mayor problema que tenemos los árbitros en esta categoría, es el tiempo que pasamos fuera de casa. Mi pareja me apoya y me respalda en todo lo que hago, son muchas horas lejos de mi familia y sentirse respaldada ayuda mucho.

¿Con qué momento se queda en estos años?

Me quedo con “Loty” Egustiza, una jugadora que ha fallecido recientemente a causa del cáncer y que volvió por dos veces a las canchas. La primera de sus vueltas fue en un partido con su equipo (Olímpico 64) en Liga Femenina 2. Lo hizo por sorpresa, a falta de 4 minutos se quitó el chándal para sorpresa de todos los que estábamos allí. Yo estaba arbitrando ese partido y cuando metió ese triple… uff. La emoción que se vivió en el campo por parte de todos es algo difícil de describir.

Ya para ir acabando quiero darte las gracias Sara por enseñarme a descubrir la otra parte del trabajo del arbitraje, ya que en ocasiones se piensa que sois el “enemigo” del aficionado. Al final todos somos sumamos y hacemos cosas bien o no, como profesionales que somos en lo nuestro, pero seguimos siendo personas que nos gusta que nos respeten y valoren. 

Ojalá se cumpla tu deseo de pitar un partido de una final de Leb Oro y como me dijeron una vez “para conseguir algo primero hay que soñarlo”. No dejes de soñar Sara.